Cuando llega el frío profundo de esos inviernos de interior, llega el momento donde hombres y mujeres recolectan ese tesoro que ofrece el olivo; ese fruto olivaceo, negro, que al final se convierte en ese elixir que al trasluz brilla como el oro. En la primera prensada aparece el aceite llamado virgen extra y que seguramente sería el que utilizarían los dioses griegos para su desayuno en el olimpo.

Este trabajo es un tributo a esa labor milenaria, a esa visión que nos acompaña, casi desapercibida, desde hace más de 2000 años, el de un ritual repleto de sacrificio que apenas ha cambiado a lo largo del tiempo. Hombres y mujeres siempre junto al olivo, ese árbol que nos embriaga con su abanico de verdes y que de algún modo siempre nos relaja, nos apacigua, con su simple visión.

Localización: Málaga, Andalucía (España)