Arriero, corchero, alcornoque, bosque, esfuerzo, sudor, sacrificio, dureza…

En pleno corazón de la provincia de Cádiz mantuve un encuentro que quedará marcado de por vida en mi memoria. Jamás he presenciado un trabajo más duro y sacrificado que el de estos hombres dedicados a la recolección del corcho; esa mágica capa de protección del Alcornoque que les sirve de protección contra el fuego: su corteza y que es muy apreciado, sobre todo, para el mundo vinícola.

Este trabajo fue más un ensayo donde la plasticidad de estos hombres en el desarrollo de este inmenso trabajo es obviamente el protagonista. Un trabajo donde el equipo y la convivencia en condiciones difíciles es fundamental. Un trabajo hecho para pocos, muy pocos hombres.

Localización: Cádiz, Andalucía (España)