Tánger

Me gusta esta ciudad; está construida para la gente y no contra ella (sí, hay ciudades construidas contra la gente). Ryszard Kapuscinski / El Imperio / Anagrama

Tánger es una de esas ciudades donde uno se siente parte integrante desde que pone un pie en ella.  Tánger es esa ciudad que cuando la penetras es como entrar a otro mundo, un mundo soñado, tan lejano y a la vez tan cercano de la Península, como bien anotó Alí Bey (Domingo Badía) en el inicio de su gran periplo por el mundo islámico el 29 de junio de 1803. Como decía Kapuscinski sobre Bakú. Esa es la sensación que uno percibe cuando deambula y se pierde por sus calles laberínticas, en la medina o en la Kasba, o en la parte moderna; la de la Tánger de los protectorados que en si misma crea ambientes distintos y donde uno de los que más huellas nos dejó es la de la presencia española de 1912 a 1956.  Pero todo ello no sería posible sin la vida que se respira, se palpa y te atraviesa en todo momento con el maravilloso roce con los tangerinos, con los forasteros y con ese alma tan especial que sobrevuela la ciudad en todo momento como un aura luminosa que te arropa en todo momento.

Tánger es un deambular, un cruce, una amalgama de miradas de pura humanidad  que se prodiga de forma constante en esos mercados auténticos donde lo aséptico con fecha de caducidad aún no se ha implantado, donde puedes disfrutar de la liturgia de los cafés de siempre, donde puedes disfrutar de una película cotidiana donde uno se no cansa de ver pasar el mundo ante ti, sentado en una silla contra la pared y así…. día a día. Aquí lo cotidiano cobra  un significado especial, una especie de simbiosis del tangerino con ese mundo de ver pasar la vida, como una droga necesaria que te alimenta de un modo constante, sin prisas.

Tánger es esa ciudad que actuó como  faro y  guió  a muchos escritores en los años 60 y 70 atrapados por esa luz blanca magnetizada. Otros nacieron bajo su haz. Paul Bowles, Jack kerouac, Juan Goytisolo, entre los atrapados. De los adoptados y nacidos: Mohamed Chukri que con su “Pan a secas” revolucionó las letras magrebíes por su talento descarnado en una biografía de autentica superación en su Tánger de adopción. Ángel Vázquez, un personaje tangerino de pura cepa que se anticipo a todo con una obra monumental y que retrataba esa Tánger de finales de los 50 con una protagonista única en: “La vida perra de Juanita Narboni”.

La Tingé de Plutarco, la Tingi romana, capital de la Mauritania Tingitana, la Tánger blanca y cosmopolita repleta de personajes sencillos y de gran contraste, de esos espacios y rincones donde las luces y las sombras, el color y la atmósfera adquieren matices únicos y cambiantes, esa Tánger de lugares por descubrir, de pura vida que te atrapa y de lo más importante: sus moradores, los auténticos protagonistas en esta ciudad situada frente al atlántico y que te abre sus puertas a través de la visión de su puerto, desde ese momento, desde esa fotografía, ya te anticipa que hay algo especial dentro de ella.

Localización: Tánger